Si quieres guardar un secreto, lo mejor es no compartirlo con Roger Federer. En una coincidencia temporal tan extraordinaria como involuntaria, Rafael Nadal insistió en que no es un tenista retirado para que, solo unas horas después, Federer expusiera todas sus dudas sobre precisamente ese tema: continuar o colgar la raqueta.
Nadal habló primero el lunes por la noche en Madrid. Lo hizo con el discurso de sus últimos tiempos, sinuoso, poco claro, a veces algo contradictorio.
“He tenido muchos problemas físicos a lo largo de mi carrera, pero especialmente estos últimos dos años. Al final llega un momento en el que no puedo vivir cada día pensando en la retirada”, dijo Nadal a Pablo Motos en “El hormiguero”, uno de los programas de mayor audiencia de la televisión española.
¿Y qué pasa si Nadal deja de pensar en la retirada?
“Lo que he hecho durante todo este tiempo es darme un margen, darme la opción de volver a disfrutar, de jugar al tenis después de un año y medio fuera de las pistas. Y eso es lo que estoy haciendo, tratando de disfrutar cada día, tratando de hacer lo mejor que puedo cada día”.
Traducción: quiere continuar. Lo que no significa que no tenga dudas. Tiene muchas dudas, por supuesto, y por eso llamó a Federer la semana pasada, como reveló el propio suizo el martes, unas horas después de las declaraciones de Nadal en Madrid, a Savannah Guthrie en el programa insignia de NBC “Today”.
Lo que dijo Federer tiene que analizarse frase por frase, porque es muy significativo.
“En realidad, acabo de hablar con él la semana pasada. Quería preguntarme algo y tuvimos una charla”.
Traducción probable? Nadal lo llamó para pedirle consejo sobre un tema muy importante. ¿Y cuál es el tema más importante que tiene el español en sus manos hoy?
“Sentí un poco de pena por él. Que su verano no fuera tan bien como lo planeado porque, en el Abierto de Francia, tuvo un sorteo difícil. Los Juegos Olímpicos, también tuvo un sorteo difícil. Creo que esperaba conseguir una medalla”.
Traducción probable? Nadal le confesó sus sentimientos a Federer, el golpe que significó para él no lograr los objetivos que se había marcado para 2024. Cuando el suizo dice “sentí pena” por él, el tiempo verbal que elige implica que esa pena surgió de lo que Nadal le contó durante la conversación.
“Pero ya sabes, en general, puede hacer lo que quiera. Ha sido uno de los tenistas más icónicos que hemos tenido en nuestro deporte y eso es lo que le dije. Así que solo espero que pueda salir en sus propios términos y de la manera que quiera, pero es un gran tipo, una gran carrera”.
Traducción probable? Una sucesión de frases muy claras de Federer. Cuando dice que Nadal “puede hacer lo que quiera”, ¿a qué se refiere si no a su decisión de retirarse o no?
Cuando Federer lo coloca como uno de los jugadores icónicos de todos los tiempos, y dice que eso es lo que le dijo a Nadal mismo, ¿por qué otras vías podría haber ido la conversación, si no fuera para quedarse o para parar? “Debería quedarme o debería irme”, cantó “The Clash”.
¿Y cuando dice que espera que Nadal pueda “salir en sus propios términos”, qué más hay que decir?
Quizás algo más: Nadal, un ser profundamente racional, probablemente se engaña a sí mismo cuando dice que no puede pensar día tras día en la retirada. El tema, como era de esperar, es recurrente en su cabeza. Es un Nadal ruminante, porque es una decisión que lleva mucho tiempo digerir. Y un Nadal espontáneo, porque como pudo averiguar CLAY, no avisó a su entorno de que llamaría a Federer para hacerle una pregunta importante.
Tanto tiempo y pensamiento se dedican a analizar la decisión que Nadal compartió una broma que hace a su hijo Rafael jr., que cumplirá dos años el próximo mes.
“Siempre le digo a mi hijo, que ya está empezando a hacer algo: ‘Papá, una patata’, porque desde que ha venido a este mundo no he ganado casi ningún partido”.
En España se dice que eres “una patata” cuando eres realmente malo en algo.
El 14 veces campeón de Roland Garros, ausente de la actual edición del US Open por miedo a una nueva lesión, luego explicó con más detalle la broma y cómo se siente con respecto a su hijo.
“Eso me ha cambiado para peor, en términos deportivos. Pero en la vida, en la mayoría de las cosas, me ha cambiado para mejor, porque al final he perdido, he estado lesionado, pero pase lo que pase, volver a casa y verlo me cambia el humor”.